jueves, 3 de diciembre de 2009

Del cine mudo al sonoro.


El final de la década de los veinte está marcado por la revolución que supuso la llegada del cine sonoro. La primera película que se considera sonora es El Cantor de Jazz, de Alan Crossland. Warner Bros. hizo esta película cuando estaba casi en la ruina, en un desesperado intento de salir a flote, y gracias al éxito del filme logró resurgir e impuso el sonido al resto de las productoras.

Aunque en un principio parecía que la incorporación del sonido restaba expresividad a los planos, pronto se supo aprovechar la capacidad comunicativa que aportaban los diálogos. Los espectadores podían entender mejor las historias y muchos intelectuales vieron la posibilidad de escribir guiones interesantes.

A efectos del cine como sistema global, la incorporación del sonido trajo cambios en la industria. Ya no bastaba con ser fotogénico, sino que la voz tenía que cumplir unas expectativas. En el cine norteamericano muchos actores de origen extranjero vieron reducidas sus posibilidades de triunfar en Hollywood, pues su acento no se ajustaba a las exigencias de los personajes, por lo que se vieron relegados a interpretar papeles muy concretos.

Los estudios, que por entonces aglutinaban en sí mismos todas las actividades cinematográficas de forma vertical (producción, distribución y exhibición), se vieron obligados a realizar grandes inversiones para adaptarse a la nueva tecnología del registro del sonido. Las cámaras de cine, para asegurar una buena sintonización entre la banda sonora y la de imagen, pasaron a rodar a 24 fotogramas por segundo, lo cual implicó también la reforma de las salas de exhibición.

La aparición del sonoro también supuso la necesidad de cambiar la estructura financiera de Hollywood. Con la aparición del sonoro el control de la industria se pierde definitivamente para las empresas puramente cinematográficas, y se concentra en manos de la gran banca y de la industria electrónica.

La llegada del sonido también potenció la importancia de los guionistas en la industria del cine, quienes hasta entonces no habían tenido demasiada. Así llegaron a Hollywood muchos periodistas, escritores y dramaturgos (los hermanos Mankiewicz, Charles McArthur, Ben Hecht, etc) de la Costa Este de los EE.UU. y también de Europa, atraídos por la enorme oferta de trabajo que representaba escribir para la industria cinematográfica.

La llegada del sonoro supuso el despegue definitivo de la industria de Hollywood como hegemón mundial en el ámbito de la cinematografía. A partir de este momento se convertiría en la referencia para todos los profesionales del cine. Actores, directores o productores iniciados en sus países de origen respectivos en el mundo del celuloide tendrían como destino la industria de Hollywwod, bien por medrar en sus carreras profesionales, bien porque las circunstancias sociopolíticas de Europa les obligaba a ello (la Segunda Guerra Mundial fue causa de una gran diáspora de personalidades del cine).

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